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SEXTING, circa 1930

Se quedaron solos de repente.

El padre apaga su cigarrillo. Se levanta, ya medio borracho, y balbucea algunas cosas sin sentido. Se tambalea y desaparece entre las puertas.

En la casa no queda más que ellos dos y un incómodo silencio.
Juez y testigo.

La sala tiene solo dos sillones viejos.
Otilio es demasiado alto para ellos y dobla las piernas con esfuerzo para mantenerse caballero. Mira hacia abajo, los codos apoyados en sus rodillas, se queda quieto.

Gira la cabeza,
lentamente: Mira a aquella mujer a su lado, impávida, nerviosa.
Su cara, linda.
Sus piernas, eternas.
Los zapatos de charol.
La enagua, púdica y no.

El pelo negro travieso entre los labios pintados de rojo intenso.
Figura erótica.
Mujer atemporal,
hermosa.
Giró hacia ella y quiso decir algo, pero no dice nada.

La toma fuertemente del brazo,
pero ella se levanta,
se sacude la falda,
se queda en silencio.
Él aguarda sentado, ella de pie.
Sumerge la cabeza entre aquellas piernas eternas y,
en aquel silencio
escucha el palpitar de su vientre.

Inhaló.

Aquel olor de su cuerpo.

Tan solo olerla era un absurdo; una llegada y una partida.
Y retuvo aquel rastro largamentemente.
Sus manos revolotean incesantes los muslos y las nalgas de hembra.
Su cabeza, de un lado al otro, inhalando fuertemente,
como si quisiera que ese olor no se le olvidara nunca.

Y así, cabeza adentro,
sube lentamente la falda de la mujer con sus manos fuertes.
Los dedos caminan hacia arriba.
lentamente.
Hasta llegar al río de vida que le sale entre las piernas.

Oceánico.

Ella, de pie, cierra los ojos.
No existe el pecado.
Solo el deseo.

Inmenso.

Respiraciones rápidas.
Las manos, necias.
Ella calma la rigidez de las piernas.
Él,
la atrae hacia sí hasta encarnarse en toda ella.
Agitado entre sus muslos.
Ella,
lo mira, como se mira a los desconocidos.
Aquella lejanía entre la carne y el alma.
El pene, erecto.
Las medias de la mujer a medio muslo.
Los zapatos de charol caen al suelo.

Aquel sexo,
insolente.
Hasta penetrar en ella el horizonte profundo de sus imperios.


(Ojo, que estos textos tienen dueña. Esto tiene copyright. ¡No hagas lío y pide permiso antes de usarlo! ¿Vale? 😎)